Llegamos a Moscú en la mañana, finalizando un crucero por el Anillo de oro que inició en San Petersburgo y arribó al Puerto del norte del rio Moscú o Moscka, que recorre la ciudad. Salimos a buscar un taxi para ir a nuestro hotel para lo cual debimos atravesar un parque, que más parecía un inmenso bosque, el tamaño, la frondosidad y belleza de los árboles era algo inesperado, luego supimos que se trataba del Parque Drushby.
Para la fecha de nuestro viaje, apenas estaba empezando el auge del turismo a Rusia, así que tuvimos la fortuna de disfrutar el paseo a unos precios impensables hoy día y sin aglomeraciones de turistas.
Nos alojamos en el hotel Rossya, una inmensa edificación de dos mil habitaciones y 21 pisos, construido en la época soviética y derribado hace algunos años. Casi que debías llevar mapa para poder encontrar la habitación entre miles de pasillos, todos iguales. En la habitación, nos sentimos como en una celda de convento por lo precario y ordinario de su mobiliario y ropa de cama, pero era lo que había. El desayuno, escaso y mal servido y ni se hable de la atención. Sin embargo, la ubicación era excelente, estábamos en plena Plaza roja y con vista exterior a unos jardines, una pequeña iglesia y al fondo la catedral de San Basilio. El precio no lo recuerdo exactamente, pero fue algo así como 50 o 60 euros la habitación doble incluido el famoso desayuno. Luego supimos que allí se alojaban los funcionarios del gobierno y representantes del congreso del partido comunista en la era soviética.
Aprovechamos la tarde para conocer solas los alrededores pues los dos días siguientes tendríamos una guía.
La primera sorpresa fue ver que la Plaza Roja es más pequeña de lo que imaginaba. La que había visto en televisión en los desfiles militares, la percibía inmensa. No quiere decir esto que sea pequeña, pero así son las impresiones que nos formamos. La plaza inicial data del siglo XVI, cuando surgió como un pequeño mercado cerca de la muralla del Kremlin, con el tiempo fue ampliándose hasta llegar a la que hoy vemos. Ha tenido varios nombres desde sus inicios y el actual, Plaza Roja, que significa “plaza hermosa” fue asignado definitivamente en el siglo XVII por decreto del zar. En 1990 el conjunto de la Plaza y el Kremlin, fueron declarados Patrimonio de la humanidad por la Unesco.

Es un sitio emblemático en la ciudad, en la era soviética tenían lugar manifestaciones y desfiles, anualmente en mayo se lleva a cabo el desfile militar que conmemora la victoria de los Aliados en la segunda guerra mundial y es aquí donde los moscovitas esperan la llegada del año nuevo.
En ella y a su alrededor, se encuentran la mayoría de los monumentos que visitamos.
Catedral de San Basilio, confieso que al verla se me encharcaron los ojos. Su belleza e imponencia cautivan y no te cansas de mirar las hermosas torres de cebolla multicolores, típicas de las iglesias rusas. Fue construida por el zar Ivan IV, llamado el Terrible, para conmemorar la derrota de los tártaros y la recuperación de varios territorios, entre ellos Kazan. Lamentablemente había trabajos en su interior y en algunas cúpulas y no pudimos entrar, esa si fue una gran desilusión ☹.

En el costado este frente al Kremlin, está la Galería GUM, una hermosa e inmensa construcción de finales del siglo XIX; en sus inicios fue un centro comercial y luego de la revolución de 1917 se destinó a oficinas gubernamentales y funcionaba el comisariato del pueblo. Aquí se hacían interminables filas para reclamar el mercado con la libreta suministrada por el gobierno. Paradójicamente, hoy se encuentran las tiendas de las marcas mundiales más lujosas, igualmente hay restaurantes, cafés y cines. No todos los restaurantes son costosos, se puede disfrutar de una comida típica rusa a buen precio. Vale pues mucho la pena recorrer los tres pisos de la galería.

Pasando la calle, en el mismo costado, visitamos la Catedral de Nuestra Señora de Kazan, a la cual si pudimos entrar más no permiten tomar fotos. La iglesia inicial en madera fue levantada en el siglo XVII y reconstruida en ladrillo años más tarde luego de un incendio. En los años 30 del siglo pasado Stalin dio la orden de derribarla y en 1990 tras la caída de la Unión Soviética se reconstruyó fielmente. Su interior es lujoso, con los iconos típicos de una iglesia ortodoxa, pintados a lo largo de todos sus muros. Al fondo está el iconostasio decorado en pan de oro, muy amplio y alto. Su exterior es rosado y blanco con las cúpulas en verde. Esta virgen, creo que es la más venerada en Rusia, su icono lo vemos en casi todas las iglesias y dicen que el original del siglo XVII se encuentra en la iglesia de la ciudad de Kazan, luego de haber sido escondido durante la época soviética, vendido a un coleccionista y finalmente devuelto cuando una sociedad religiosa lo recuperara y comisionara al Papa Juan Pablo II entregarlo a la ciudad, quien lo envió con un emisario.

Diagonal a la Catedral vemos el Museo estatal de historia de Rusia, un edificio rojo en estilo típicamente ruso, con sus dos torres finalizadas en cúpulas blancas estilizadas, construido en el siglo XIX e inaugurado para la coronación del Zar. En él se encuentran objetos arqueológicos, herramientas, figuras, manuscritos, iconos etc. que narran la historia de la nación desde la Rusia antigua, feudal, hasta la época del imperio zarista, incluyendo una colección de artículos en oro de la época de los escitas. Hay además diversas obras de arte, pinturas y retratos pertenecientes a las colecciones de los zares.

Ubicada entre la antigua alcaldía de Moscú y el Museo estatal está la Puerta de la Resurrección llamada también Ibérica, da entrada a la Plaza roja por su parte norte. Este monumento fue también derribado por Stalin y reconstruido en los años 90 del siglo pasado.

Pasamos ahora al costado oeste de la Plaza a toparnos con el Kremlin, la gran muralla que rodea los palacios y edificios estatales. Caminamos admirando la belleza de sus torres, 20 en total, que custodian los 2 kilómetros y medio de muros frente a los cuales hay jardines.
Llegamos a la Tumba de Lenin, allí tuvimos la fortuna de no encontrar fila así que bajamos las escalas para entrar a ver su cuerpo embalsamado, reposando tranquilamente en una urna iluminada. El mausoleo, en forma cuadrangular se eleva sobre la Plaza sin más decoración que su nombre y una guardia permanente, la visita toma dos o tres minutos, pero es algo que no te debes perder. El ingreso no tiene costo.

Saliendo del mausoleo, en la parte de atrás están las lápidas de otros presidentes de la Unión Soviética, entre otros Breshnev y el astronauta Yuri Gagarin.
De allí nos dirigimos con nuestra guía a visitar el Museo de la Armería ubicado dentro del Kremlin, donde se encuentran colecciones de objetos pertenecientes a los zares, vemos así, carruajes reales, el trono del zar, vestidos de Catalina la Grande, joyas de las zarinas, coronas, los famosos huevos de Fabergé, armas y armaduras, muebles, en fin, todo un derroche de lujos de la época zarista que bien vale la pena ver. La visita puede tomar unas tres a cuatro horas.
Salimos del museo y llegamos a la Plaza de las catedrales, aquí encontramos varias iglesias, que con sus doradas cúpulas le imprimen un toque mágico y elegante al interior del Kremlin, al igual que al paisaje de la Plaza roja. La Catedral de La Anunciación, era la iglesia de los zares, la Catedral de la Dormición o Asunción de la Virgen, fue la primera en construirse en la época en que Moscú se convirtió en el principado de Moscovia, en el siglo XIII, en madera; dos siglos más tarde, se reconstruyó en piedra conservando el diseño original; aquí se hacía la ceremonia de coronación de los príncipes y zares. El Campanario o Torre de Ivan III y su iglesia, la torre alcanza 81 metros y fue construida por Ivan para conmemorar la derrota de los tártaros. Durante la invasión francesa, Napoleón ordenó su explosión, sin embargo, la torre sobrevivió, pero la iglesia debió reconstruirse. Catedral del Arcángel Miguel, Es la más grande de la plaza, fue levantada en agradecimiento por los sobrevivientes de la peste.
Cerca de la Torre de Iván, encontramos la enorme Campana del Zar, montada sobre un pequeño pedestal. En la época de su construcción, las campanas del Kremlin no llamaban a la oración, eran utilizadas para anunciar festividades o la llegada de personajes ilustres. La regente del Zar Fiodor la encargó a los fundidores de la corte, pero a causa de un incendio, la campana se partió y nunca pudo ser utilizada. Pesa 200 toneladas.

Asimismo, en este lugar se encuentra el Cañón del Zar construido por el zar Fiodor para defender las murallas del Kremlin, dicen que cada una de sus balas pesaban 800 kilos. Está catalogado en el libro Guinness, como el más grande del mundo, sin embargo, jamás disparó una bala.
Detrás de la Plaza de las catedrales, se encuentra el Gran Palacio del Kremlin, construido en el siglo XIX, sobre el antiguo palacio de los príncipes de Moscovia, está adjunto a las Catedral de la Anunciación. Era la residencia de los zares y según decía nuestra guía su interior es muy lujoso y con grandes salones decorados con iconos y pan de oro. No permiten la visita. Hoy es la casa oficial del presidente.

El Senado, un palacio mandado construir por Catalina la grande, que hoy aloja el despacho del presidente y sus ministros del que solo puede apreciarse su exterior.

Encontramos luego un edificio que se sale de todo el contexto, es el Palacio del Congreso o Palacio estatal del Kremlin, allí se reunían los miembros del soviet, hoy en día está destinado a presentación de espectáculos de teatro, música, recepciones, etc. Fue construido en los años 60 del siglo pasado, en una arquitectura lisa y plana que a mi modo de ver es como un lunar en esta área.
En el costado norte, se encuentra el Arsenal levantado a principios de 1700 por Pedro el Grande para fabricar y almacenar armas, además creó en su interior y exterior un museo donde exhibía el armamento que decomisaba a tropas de países con los que entraba en guerra. Afuera en su jardín hay un sinnúmero de cañones pertenecientes a franceses, daneses, polacos, suecos, etc.

Rumbo a la Catedral de Cristo Salvador -que hacemos a pie-, vemos el Monasterio de Novodevichi del que se dice es uno de los más bellos de Rusia. Se construyó en el siglo XVI para conmemorar la victoria contra los lituanos y polacos, al borde de un lago que al parecer inspiró a Tchaikosky para la creación de su obra máxima, El lago de los cisnes. Aquí los nobles enviaban a sus hijas y hasta uno de los zares recluyó su esposa para poderse casar con otra mujer. El conjunto está compuesto por el claustro y la iglesia de Smolensko -ciudad reconquistada luego de la guerra con Polonia y Lituania-, cuya torre fue invadida por los franceses de Napoleón y tratada de explotar, situación que fue detenida por una de las monjas que empapó en agua la pólvora. En la época que fuimos no se permitían las visita, hoy en día puede visitarse el museo y la iglesia. En el exterior hay un cementerio que aloja las tumbas de personajes de las ciencias, artes y literatura.

Llegamos después de una corta caminata a la Catedral de Cristo Salvador, denominada Catedral de todas las Rusias. Se construyó para celebrar la victoria sobre Napoleón. Está situada sobre una pequeña colina y sus cúpulas alcanzan a verse desde muchas partes de la ciudad. El interior, decorado con un sinnúmero de iconos en sus paredes es lujoso al igual que el iconostasio y las diferentes capillas altura. Allí oficia el Patriarca de Moscú. En los años 30 del siglo pasado fue derribada por Stalin para construir el palacio de los soviets, sueño que no logró por lo cual en el terreno instaló la piscina más grande de Moscú. En los años 90 del siglo pasado, los ciudadanos querían recuperar su catedral e hicieron una gran recolecta por todo el país y entre todos lograron recoger los fondos para reconstruirla fielmente. Su inauguración se hizo en el año 2000 con una gran ceremonia donde fueron canonizados el Zar Nicolas II y los miembros de su familia, últimos de la dinastía Romanov y del imperio zarista, que fueron asesinados al inicio de la revolución.
Finalmente, fuimos a conocer el famoso Metro de Moscú, que los soviéticos llamaban el Palacio del pueblo por sus hermosas estaciones decoradas con pinturas, yesería, lámparas y algunas con esculturas, que las hacen lucir como verdaderos museos.
Estacion Komsomolskaya by A. Savin Estación Kievskaya by Antares 610
Terminó así nuestro primer día en Moscú con la guía y luego solas nos dedicamos a recorrer las calles fuera de la Plaza Roja e ilusamente a buscar entradas para un espectáculo en el Teatro Bolshoi. Lógicamente no las encontramos, deben separarse con más de un año de anticipación, ahora pueden reservarse por internet.
También nos topamos con el inmenso Hotel Ucrania, hoy Radisson, uno de los siete rascacielos de la época de Stalin, (todos muy parecidos, inclusive vi uno igual en Varsovia). Actualmente el hotel, con mil habitaciones, ocupa la parte central y las torres de los lados están destinadas a vivienda.

Finalmente en la noche, fuimos a un espectáculo del Circo de Moscú.
Al día siguiente, a eso de las 9 de la mañana, nos recogió nuestra guía para ir a conocer el Monasterio de la Trinidad y San Sergio, que está ubicado en la ciudad de Serguiev Posad, a hora y media de Moscú. Nosotras fuimos en carro con el chofer y la guía, en un tour que duró hasta las 5 de la tarde e incluía los billetes de entrada y almuerzo en un restaurante de comida típica, todo por solo 40 dólares las dos personas; la verdad, lo considero un regalo. Hoy en día si vas en privado como nosotras, vale alrededor de 280 euros, el tour en bus 75 euros y otros un poco más barato, van en tren.

Sergueid Posad, es una ciudad que se formó alrededor del monasterio, allí se producen muchas artesanías rusas y es el principal centro de producción de matrioshkas.
Como anécdota les cuento, que fue muy sorpresivo para nosotras cuando la guía llegó con una botella vacía en la mano y nos dijo que era para traer agua bendita de un manantial que hay en el sitio. Sorpresa, por cuanto, siempre se nos había vendido la idea de que los rusos, raíz de la revolución eran ateos. Nuestra guía nos relató cómo en la era soviética, las familias tenían sus iconos y altares en las casas y se reunían a rezar clandestinamente. Realmente es un pueblo muy religioso, en las iglesias siempre veíamos gente de todas las edades haciendo fila para besar los iconos.
El Monasterio, es el equivalente al Vaticano para los católicos, allí se aloja la sede de la Iglesia ortodoxa rusa y reside el Patriarca de todas las Rusias. San Sergio de Rádonezh, el santo más importante del país, vivió en el siglo XIV y siendo muy joven, se retiró con su hermano a un bosque en las afueras de Moscú para llevar una vida de eremita, construyendo para ello una cabaña y una pequeña iglesia en madera, dedicada a la Santísima Trinidad. Con el tiempo se fueron uniendo otros jóvenes hasta formar una comunidad y construir el monasterio inicial, el cual fue volviéndose sitio de peregrinación. Ivan IV El Terrible fue bautizado allí y era el principal benefactor del monasterio, mandó a construir la muralla que hoy encierra el conjunto. Durante la era soviética fue cerrado por más de 20 años y reabierto en 1946. Actualmente hay allí más de 200 monjes, que deambulan por el lugar con sus hábitos típicos ortodoxos y sus largas barbas. Todo el conjunto fue declarado Patrimonio de la humanidad en 1993.
Es pues una fortaleza en cuyo interior se encuentran varias pequeñas iglesias y las dos catedrales principales: La Asunción y la Trinidad.
La Asunción fue construida por Ivan el Terrible en memoria de su hijo a quien asesinó en un ataque de ira, tiene unas hermosas torres de cebolla azul oscuro con pequeñas estrellas doradas. Aloja los restos de Boris Godunov y su familia, regente y posteriormente Zar antes de la dinastía Romanov. Aquí, otra desilusión, las torres estaban rodeadas de andamios al igual que el edificio ☹, lo único visible era la puerta de entrada, afortunadamente se podía visitar.

La Trinidad, es una iglesia blanca de grandes cúpulas doradas, que aloja los restos incorruptos de San Sergio, lo que la hace una de las más visitadas. El Iconostasio es alto y la mayoría de sus iconos fueron pintados por uno de los pintores más famosos de Rusia, entre ellos el más destacado es una copia de La Trinidad, cuyo original reposa en un museo de Moscú. Afuera, al lado está su gran Campanario que alcanza una altura de más 80 metros.
Catedral de la Trinidad by Lodo 27 Rusia Campanario
El Refectorio es un inmenso edificio que además de su función de comedor de los monjes, tiene en su interior la Iglesia de San Sergio, amplia, un poco oscura, con pinturas individuales de santos en sus paredes y el iconostasio un poco más sencillo que el de las anteriores.

Frente a la Trinidad está la pequeña Iglesia del pozo, construida sobre el manantial que, según la leyenda, hizo brotar San Sergio en este sitio. A su lado está la fuente de donde los peregrinos toman el agua milagrosa.
Iglesia del pozo Fuente del manantial
Hay allí en total 10 iglesias, aposentos para peregrinos, un pequeño palacio donde se alojaban los zares y la residencia del Patriarca.
Torre de los peregrinos Iglesia del Espíritu Santo Entrada al monasterio
Moscú tiene mucho más que visitar, sus parques que son como bosques, el Museo Tetryakov, el barrio Arbat, muy popular por su ambiente bohemio, el área de astronáutica y otros, que lamentablemente en dos días no alcanzamos a ver, pero que sin duda me motivan a hacer una nueva visita a esta hermosa e interesante ciudad.
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Que bonito Moscú!!! Y que ganas de visitarlo!
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