Salimos muy temprano desde BUKHARA O BUJARA rumbo a la ciudad que más había soñado conocer y la que me indujo a hacer este viaje. Desde pequeña me seducían las historias de las Mil y una noches y en el colegio conocí las andanzas del gran Tamerlán y su orden de construir la más hermosa ciudad de su imperio. Estaba pues a la expectativa y la verdad no me defraudó la que otrora llamaran Marakanda. El trayecto en carro toma 5 horas, recorriendo 290 kilómetros.
Me alojé en el hotel Registán Plaza (antes President), el cual a pesar de ser 4 estrellas y tener una habitación cómoda, presenta visibles muestras de deterioro, el wifi solo entra en el lobby y el desayuno podría calificarse de regular. Asimismo, la atención al cliente en la recepción no es muy buena. Debo reconocer que su ubicación a dos cuadras de la plaza de su mismo nombre es excelente.
Saliendo del hotel y muy cerca de la plaza, nos saluda una imponente estatua del Gran Tamerlán, amado en todo el país aunque me dice mi guía que en Khiva poco lo quieren por sus ataques a la ciudad.
Como todas las ciudades de Uzbekistán, Samarcanda es limpia, arborizada con muchos jardines y flores y personal femenino permanentemente arreglando las plantas y barriendo los parques.
Tamerlán o Amir Timur es el personaje en esta ciudad, primer emir de la dinastía de los Timúridas que inició en el siglo XV derrotando los mongoles. Durante su reinado entre 1.365 y 1.404 creó un imperio que iba desde la India hasta Estambul y abarcaba todo el Asia central, considerándose uno de los períodos más brillantes en la historia de esa región. Es por ello considerado el padre de los uzbekos. Reinó desde Samarcanda, que construyó en reemplazo de la antigua Marakanda destruida por Gengis Khan y sus hordas.
QUÉ VISITAR
Una vez almorzamos una deliciosa sopa mastaba y jugo de melón, inicié el recorrido en la tarde con mi guía Azilbek, visitando el Mausoleo de Tamerlán (Guri Amir) en el cual se encuentran las tumbas de éste y sus nietos, entre los cuales figura el emir y sabio Ulughbek. Es realmente un monumento imponente, elegante y con arquitectura muy bonita. Cuenta con una gran cúpula verde en forma de costilla y dos minaretes, todo ricamente decorado.
Se entra por un gran portal (peshtak) ornamentado con caligrafía árabe en tonos azules y verdes, que da acceso a un patio alrededor del cual hay ruinas de lo que antaño fueran una mezquita y madrasa.
Es impresionante ver su decorado en pan de oro y mármol y la tumba de su nieto predilecto hecha de un trozo de jade de la India. La de Tamerlán es de mármol negro.
Permanentemente hay personas locales visitando el mausoleo y rezando allí en voz alta.
Mezquita de Bibi Khanym: Fue a su esposa predilecta que Tamerlán ordenó construir esta mezquita de viernes, mientras él viajaba a conquistar la India.
Su construcción se inició en el siglo XV y finalizó en el XVI, se hizo en solo 5 años aunque su capacidad era para 10.000 personas.
Actualmente podemos ver su portal, la gran mezquita, dos más pequeñas a su lado el minarete que en su parte superior está tallado en estalactitas similares a las de los portales y mihrabs. Al frente, en un parque, podemos ver el mausoleo de Bibi Khanym, pequeño y con una cúpula verde semejante a las del mausoleo de su esposo
Tanto la cúpula de la mezquita como su minarete están decorados con mayólica azul y verde, figuras geométricas y de flores y composiciones hechas con ladrillo cocido.
Su interior es en colores claros, y pequeñas estrellas azules y amarillas que hacen juego con el fondo de su cúpula. Se encuentra en el centro, un gran Corán tallado en mármol.
Plaza de mercado
Vale la pena darse una pasada por el mercado que, aunque no tan grande como el de Tashkent, ofrece una gran variedad de verduras, frutas y especias así como dulces y arreglos en azúcar para los matrimonios. A la entrada un portal con estructura similar a una mezquita.
Plaza Registán en la noche: Es un espectáculo que no puede uno perderse, las tres madrasas una frente a otra con una iluminación que las hace más imponentes a nuestros ojos.
Continuamos al día siguiente nuestro recorrido en dirección a la colina donde antiguamente se encontraba la destruida ciudad de Marakanda y subiendo una gran escalera de mármol entramos al imponente Complejo Shahi Zinda: Un conjunto de mausoleos que datan de los siglos X al XIV unos más lujosos que otros, pero en general todos muy ornamentados con mayólicas, azulejos y mosaicos en los colores más tradicionales verde y azul. El más destacado es el Kusam Ibn Abbas, quien fuera primo de Mahoma, muy cercano a él y uno de los primeros misioneros islámicos en Asia Central. Entramos por una puerta del siglo XV, de madera ricamente tallada y en diferentes colores que sobre su lado derecho y en caracteres árabes dice “Las puertas del Paraíso están abiertas a todos los fieles”. Pasamos luego al sitio de su tumba y vemos peregrinos rezando en voz alta, al que consideran santo. El sitio contiene una mezquita, el mausoleo y un cuarto de oración y está decorado en mármoles y mayólicas verdes y azules.
Hay tantos y tan bellos mausoleos en esta necrópolis, que uno pierde la cuenta y ya no sabe cuál es realmente el más bonito de todos. Y llega el contraste al final de la calle, cuando empiezan a aparecer las tumbas rusas del siglo XX con sus grandes fotos e inscripciones que las hacen lucir simpáticas.
Continuamos adentrándonos en la colina de lo que fuera el antigua asentamiento de Marakanda y nos recibe la bonita representación de una caravana en el desierto, con sus camellos en descanso y el pozo para abrevarlos.
Museo del Afrosiab: Ubicado en la montaña que lleva su nombre, está este museo cuya principal atracción son los murales de los siglos VII y VIII, que representan procesiones de embajadas que llegaban donde el gobernante y luchas entre caballeros y animales al igual que una barca. Encontramos también vasijas, cuchillos, monedas, restos humanos y en general instrumentos de la vida diaria de la ciudad. En su fachada hay una hermosa talla en piedra, que representa los sabios en sus diferentes disciplinas.
Museo de Mirzo Ulughbek: El nieto predilecto de Tamerlán fue este astrónomo, científico y también Emir, quien fuera el primero en medir la duración del año, con un error de pocos segundos. En su museo encontramos una réplica del que fuera su observatorio astronómico, otra de la casa de Amir Timur en Sahrhisabs, el mapa del imperio de los Timúridas, instrumentos musicales y pinturas antiguas.
Saliendo del museo están las ruinas reconstruidas del que fuera el observatorio original y su sistema subterráneo de medición del tiempo.
Conjunto Registan: De los siglos XV y XVII, está compuesto por las madrasas de Ulughbek, Tillya Kori y Sher Dor.
Encontramos al lado derecho de la plaza, la Madrasa de Ulughbek que data del siglo XV, y contaba con gran número de habitaciones para sus estudiantes tanto en el exterior como en su patio interior, que hoy son utilizadas por vendedores de artesanías. Su portal o peshtak está decorado por figuras de leones, rompiendo con toda norma del Islam que prohíbe representar figuras humanas o animales en su sitios sagrados. Mirando hacia el arco del portal, nos topamos con figuras en mosaico representando la svástica, no aluden al nazismo, sino que son símbolos del zoroastrismo, religión que predominaba en esta región antes de la llegada de los árabes. La puerta de entrada en madera es la misma desde su construcción. A ambos lados, están sus minaretes a la misma altura del portal, tallados en su punta con estalactitas en mosaico similares a las de los mihrabs y en el patio interior podemos admirar sus dos cúpulas verde azulosas con estructura de costilla y decoraciones geométricas y de caligrafía árabe.
Al frente la hermosa Madrasa Tillya Kori del siglo XVII. Su interior está bellamente decorado en pan de oro y azul y su mihrab es tal vez, el más hermosos que he conocido. Mención especial merece el interior de su cúpula, que da la sensación de más profundidad que la real, efecto que fue logrado en su última restauración hecha por los rusos. Mi descripción quedaría corta, así que les dejo estas fotos para que aprecien su belleza.
Madrasa de Sher Dor No pude ver su interior por estar en reconstrucción, su fachada está decorada con una especie de rosetones en mayólica y mosaico y presenta similar estructura que la de Ulugbek.
Cerca del restaurante típico donde almorzamos, encontré de casualidad un parque dedicado a los soldados caídos en la II guerra mundial, donde hay una escultura de una madre que llora a su hijo muerto y a ambos lados a todo lo largo y adosados a la pared, hay unas especies de hojas de libro en metal, donde están los nombre de todos aquellos. Como todos los parques de este país, sus jardines estaban florecidos y muy cuidados.
Curiosidades en Samarcanda: No sé si cumpla para todo el país pero solamente lo vi en esta ciudad, las mujeres recién casadas y las que están en vísperas de hacerlo, usan durante un mes vestidos largos, ricamente adornados con piedras, muy coloridos y en su cabeza llevan una corona o diadema.
En la plaza de mercado se venden bolsas plásticas con logos de Zara, Gucci y otras marcas de almacenes que quienes las compran usan para dar un regalo.
Acabo mi recorrido por esta bella ciudad y salgo con mi guía a la estación de trenes, un sitio limpio, cómodo, de arquitectura rusa y con wifi gratuito.
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Me encantó este artículo. Que sueño de ciudad! Ojalá algún día la pueda conocer 🙂
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