Situada al sureste de la isla de Sicilia, Siracusa inicia su vida en el siglo VIII a.C., cuando fue fundada por los griegos, específicamente por un asentamiento corintio. Entre invasiones y guerras, en el siglo III a.C. llegó a manos de los romanos, cuando fue designada capital de la isla. Esto no le ahorró seguir siendo atacada e invadida por otros pueblos europeos, incendiada por los árabes y hasta ser posesión del reino de Aragón. Fue un puerto muy próspero por el que circulaban mercancías de todo el Mediterráneo y el continente.