De Bruselas tomé el tren temprano y en media hora llegué a la estación de Amberes. Construida a principios del siglo XX su hall de entrada es imponente, con balcones en arcos de mármol y al centro el reloj y escudo de Flandes. Llama también la atención una escultura de (creo que es) una paloma en el patio de los trenes. Su techo y ventanas están hechos en una estructura de cobre y vidrio, que le dan una gran luminosidad. En la fachada se destaca el domo.